viernes, febrero 18, 2011

DIVAGACIONES

Esta tarde de jueves el aire está fresco y el cielo se adorna con nubes, mas yo tengo calor. Quisiera tener en la mente un tema agradable como por ejemplo lo feliz que me hizo alguien con su actitud por de más generosa, trato de concentrarme en la bonita sensación que eso dejó, pero sólo me llegan ideas de lo triste que me parecen los árboles llenos de polvo, pierden su verdor y su naturaleza parece muerta; creo que tengo actitud otoñal. Por otro lado me gustaría escuchar una voz dulce y me debato entre ello, porque más bien necesito una voz enérgica y energética. Mejor me concentraré en esos niños que juegan, sonríen mucho, y otros gritan con algarabía, sin embargo hay otros que ponen cara de seriedad, digo es un juego ¿que no tiene que disfrutarse al igual que la vida? En realidad me estoy recriminando porque yo caigo tanto en eso, aunque reconozco que cada vez es menos. Veo diversidad entre los niños, el más entusiasta viste de naranja, bonito color, y como que últimamente es mi color favorito.
Ahora pienso en el ritual que elegiré para relajarme, podría cepillarme la piel y tomar una ducha, luego untarme ese aceite de aroma exquisito, o podría mejor llamar a una amiga y decirle, necesito conversar contigo pero secretamente estaré pensando que lo que quiero es que me regale las carcajadas que me provocarán sus ocurrencias; o sería mejor seguir la corriente a este sentimiento melancólico y llegar a casa e instalarme a ver una película tipo para introspección; en realidad lo que a mi más se me antoja es irme a esa plaza donde puedo ver por la módica cantidad de NADA un desfile de gente feliz, de niños jugando, de novios queriéndose, de ancianos tomados de la mano caminando, de jóvenes intelectuales leyendo, de montones de adolescentes sonriendo, sin olvidar las parvadas que arremolinan los yucatecos del lugar e incluyo el plus de que en ocasiones me toca la buena fortuna de escuchar música en vivo, insisto es el mejor de los planes, porque no sólo me relaja sino que me llena el alma, haciéndome salir de mis lucubraciones.
El sol sigue escondido detrás de esas nubes. Ahora mis ojos reposan en una chica que trae puesta una blusa que me gusta, quiero una así de colores menta y café… es una combinación antojable aunque la preferiría con cuello en forma de ojal, no sé por qué me gustan tanto si nunca me atrevo a descubrir mis hombros pecosos.
Estoy recordando cómo mi sist adoptiva me dejó pensando hoy, bueno en realidad aunque casi ya no  nos comunicamos la noto radiante a pesar de la distancia en todos los sentidos, pero dice que tiene una preocupación; no hay dicha completa #dicen.
¿Será normal que opte siempre por los lugares del lado derecho?
Las nubes ahora se tornaron entre lila y rosa, se ven coquetas como un gran algodón de azúcar de esos de los que siempre tengo que resistirme.
Hoy es día de luna llena, apenas lo descubro, porque está radiante y maravillosa como acostumbra, al igual que imponente…¡La quiero!
Estoy convencida que no todo se trata de mí, es más con certeza declaro que hay muy poco que se trate de mí, ¿o será que nunca he sabido darme importancia?
El paisaje estático de la gran luna y una enorme palmera que reposa en su luz,  me extasía aunque es un cliché romántico, claro me hizo falta la playa.
Hay un gran moño blanco adornando una puerta y me pregunto ¿qué significa? ¿Habrá nacido alguien? ¿O más bien quien murió era de corazón puro? ¿Quién sabe? Pero se ve bonito.
También veo un chico trabajando, ¿estará enamorado? Me agradó la idea de imaginarlo impaciente por salir, llegar a su casa a arreglarse para ir a ver a su novia; allá está una chica sentada muy fashion ella, pero mueve su pierna sin cesar, es notoria su impaciencia, así me pongo yo cuando estoy apunto de adoptar mi estatus “insopo”.
Miro mucha gente que va a sus hogares y veo nuestra manía de reflejar el cansancio o el fastidio que nos produjo nuestra jornada laboral, entonces rectifico y sonrío, digo voy a mi dulce hogar, tengo que estar contenta por ello ¿que no?, aunque dicho sea de paso en mi hogar tengo un desmadre.
Ahora observo los cerros dibujados en la oscuridad y al final una sola lucecita…¡Qué inmensa es la quietud!
Ela radio escucho una palabra que no me gusta, alcánfor ¡qué cosa tan abominable!
Ya decidí qué haré para relajarme, llegando a casa me pondré mi disfraz de atleta y saldré a caminar y seguir divagando, para después darme la ducha relajante y poder descansar.
Ojalá alguien me abrace.
¡Gracias ángel de mi guarda, te escuché aletear!
¿Ves qué fácil es expulsarte de mi mente? Sólo tengo que pensar y pensar mucho en cosas que importan y no.