ESE LUGAR...

Recibo la llamada de un lugar indeseable, non grato, que con sólo escuchar la voz que proviene de ese lugar, mi mundo se nubla, la garganta se llena, no de uno, ni de dos, sino de varios nudos que hacen que me duelan los oídos, me esfuerzo como nunca para concentrarme en lo que la voz me dice, lo que pretende comunicarme, debe ser algo urgente para que me llame, una necesidad primordial, pero no puedo evitar que mi mente divague y que mi cuerpo sea invadido por una clase de terror y me hace presa de los nervios por lo que empiezo a temblar, no puedo emitir palabras, la voz cree que no le escucho, pero es sólo que los nudos en mi garganta impiden las palabras en mi boca, y es cuando a mí, a la que que todo el mundo tacha de rollera, se le acaban las palabras, es como si de pronto desconociera el lenguaje, haciendo un esfuerzo sobrehumano logró emitir un “espérame tantito”, dejo el auricular, corro al baño, me mojo el rostro, me limpio las lágrimas, salgo, me sirvo un vaso de agua, con la única pretensión de que los nudos hagan espacios entre sí y me dejen hablar, respiro profundo, muy profundo, cierro los ojos y me concentro, me deslizo hacia el teléfono, tomo el auricular de nuevo y lográndolo, digo: ¡Ya! ¿qué me decías?